lunes, 31 de diciembre de 2012

Hubo un tiempo en el que pensé que lo hacías todo bien. Sin mentiras, sin mal. Debe de habérseme ido la cabeza. Y cuando pienso en el momento en el que estuve apunto de darte mi amor, te comportaste como un imbécil y vi al verdadero tú. Gracias a Dios me di cuenta, gracias a Dios esquivé esa bala. Siempre seré lo mejor que tuviste, apuesto a que querrías serlo en este momento. Que triste, estás herido ¿esperas que me importe? No mereciste mis lágrimas, supongo que es por eso por lo que no las hay. Gracias a Dios encontré lo bueno en un adiós.

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